martes, 20 de noviembre de 2012

LOS CONFLICTOS LES HACEN MUCHO DAÑO


"Mamá no quiero que hables con mi papi porque siempre os enfadáis."


Guille, 4 años.

El proceso de divorcio, en sí, ya resulta muy doloroso para los adultos, cuando menos para los niños que se ven envueltos en él. Nosotros elegimos vivir juntos o divorciardos, ellos no, no tienen posibilidad de elegir con quien quieren vivir. 

No pactar entre ambos progenitores una custodia adecuada a las necesidades de los niños supone un fracaso como padres, como personas y como educadores. ¿Quién mejor que nosotros mismos debería saber lo que ellos necesitan? Elegir por ellos, pensando en ellos, es el mejor acto de amor que podemos demostrarles.

Sin embargo, les decimos cuánto los queremos mientras por detrás estamos yendo a los juzgados para luchar por nuestro orgullo de haber quién se lleva el gato al agua, a ver quién se lleva la custodia (y todo lo que ella lleva consigo económicamente). ¿Es eso todo los que los queremos? 
 
Evitar hacer daño a quien más queremos se convierte (o debería) en un objetivo prioritario, que esté por encima de cualquier otro. 
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¿A quién le gusta ver cómo se enfadan unos amigos con los que estamos tomando unas cervezas? Todo el mundo coincidirá en que este hecho resulta muy desagradable. Pues, no creo que resulte muy difícil ponerse en la situación de un niño o niña que vé cómo los seres que más quiere en este mundo discuten entre sí, se insultan o incluso se agreden. Lógicamente, prefieren que no se hablen siquiera (cosa que también les duele muchísimo) a que se peleen.

PENSEMOS MÁS EN ELLOS Y MENOS EN NOSOTROS... ¡¡¡SE LO MERECEN!!!

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